sábado, 24 de diciembre de 2011

martes, 6 de diciembre de 2011

PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL


La vocación es un acontecimiento misterioso en el cual el hombre, dialogando con Dios, adquiere conciencia de una misión situada históricamente y se compromete en una respuesta concreta

PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL

I. Diez principios de acción de la pastoral vocacional:

1. El respeto a la acción de Dios que llama. Es Dios quien llama libremente a quien quiere. Promover las vocaciones significa ir en pos del don de Dios, respetando profundamente sus designios. Este respeto a la vocación hay que infundirlo en los padres de familia, en los maestros y formadores y en los mismos candidatos. Respetar la acción de Dios será al mismo tiempo respetar la libertad del candidato

2. La centralidad del encuentro con Dios. Si es Dios quien llama, debemos poner al candidato en contacto con Dios. Hacer pastoral vocacional es enseñar a las personas a ponerse en manos de Dios, para lo que él quiera. La educación para la oración deberá ocupar un lugar prioritario en las actividades vocacionales.

3. El amor por el candidato. Esta debe ser la única motivación de nuestro trabajo vocacional. Acompañar a un joven en su proceso vocacional es un acto de misericordia, pues implica ayudarle en la decisión más importante de su vida.  Lo que nos debe interesar es su felicidad, donde Dios quiera y como él quiera. Los intereses de la Institución deben pasar a un segundo plano.

4. La comunión y participación. El trabajo vocacional debe realizarse desde el conjunto de la comunidad eclesial, desde la armonía de los carismas. La comunión debe llevarnos a amar todas las vocaciones y todos los carismas de la Iglesia, y trabajar en su favor. La participación se concreta en los organismos eclesiales para la pastoral vocacional. Hay que excluir la acción con estilo de francotirador, que mira sólo al propio bien y a la propia institución.

5. La relación fraterna. Las vocaciones nacen y crecen en una comunidad de hermanos, por eso, el estilo de la pastoral vocacional se basa en el contacto personal en el que se comparte la fe y la vida. El animador vocacional no se presenta “por encima” del joven, antes de ser maestro o guía, es un hermano en la fe y con una vocación que compartir.

6. El testimonio de los valores evangélicos. Los jóvenes exigen signos de credibilidad en sus orientadores. La falta de credibilidad es uno de los principales motivos de distancia con la vida consagrada en general. Necesitamos presentarnos con claridad y sin fingimiento, como una comunidad de creyentes que buscamos vivir los valores del evangelio.

7. La vocación en situación y en cambio. Es necesario vivir y presentar la vocación como un diálogo vital en el hoy de nuestra existencia vocacional. La vocación no es un recuerdo que conservo, sino una llamada que hoy me interpela.
Además, a los jóvenes les interesa cómo estamos respondiendo hoy a las necesidades cambiantes de nuestro mundo. Recordemos que un recuerdo puede edificar, pero una actitud de fe en el presente es capaz de conmovernos.

8.  La presencia liberadora de Dios y de la Iglesia. Buscamos invitar a los jóvenes a que respondan de una manera viva y comprometida a las necesidades sociales y eclesiales del hombre de hoy.
En la pastoral vocacional promovemos a las personas para que crezcan y maduren, que se formen y sean más libres, y así, busquen el camino de entrega al que el Señor los invita.
No estamos buscando vocaciones para la supervivencia de nuestra institución.

9. El seguimiento de los procesos completos. La pastoral vocacional busca ofrecer un acompañamiento cuidadoso que inicia con la toma de conciencia de la vocación y culmina cuando tomar una decisión vocacional. Hay que respetar los ritmos de maduración del candidato y ofrecer una formación integral. Debemos tomar en cuenta los contextos de la vocación, p.ej. la familia. Hay que superar los planteamientos puntuales que tienen como única finalidad el ingreso a la casa de formación.

10. La invitación valiente y clara. Hay que tener el coraje de llamar y provocar, de anunciar y catequizar, no se trata de insinuar o disimular. Se tiene miedo de tocar el tema vocacional de manera abierta, no hay razones para esto.


II. Objetivos de la pastoral vocacional

Objetivos generales:

1.      Recordar que la Iglesia tiene una misión que realizar. La Iglesia tiene el encargo de la evangelización y nuestros jóvenes deben verlo con claridad y participar en esta misión. Somos llamados para ser enviados.
2.      Ayudar a la toma de conciencia de la dimensión vocacional de la existencia. La vida de todos está abierta al llamado de Dios y todos hemos de empeñarnos en responderle aquí y ahora. Toda vida tiene sentido y urgencia.
3.      Trabajar para descubrir el valor de la complementariedad vocacional. Trabajamos juntos laicos, consagrados y sacerdotes, todos movidos por el Espíritu Santo y cada uno manifestando su riqueza irrenunciable.
4.      Colaborar para que tomemos conciencia de que todos tenemos una responsabilidad en la pastoral vocacional. Todos debemos de trabajar por todas las vocaciones.

Objetivos particulares:

1.      Presentar con claridad las actitudes vocacionales de Jesús. Que los candidatos descubran como Jesús tenía una intensa relación con el Padre, como buscaba la oración, como tenía un amor especial por su tierra, como se entregaba al servicio de los demás, especialmente de los más pobres y enfermos.
2.      Abrir espacios de oración vocacional donde los jóvenes encuentren la posibilidad de compartir en la fe la visión de su  propio futuro, sus inquietudes e ilusiones. Es proporcionar lo que no encuentran en su propio ambiente familiar o social: una oportunidad de silencio, de oración y reflexión, de contacto con los textos bíblicos vocacionales; un ámbito comunitario de amistad en la fe, donde se comparte el anhelo de escuchar la llamada y de responder con alegría. Un lugar y un tiempo para expresar lo que llevan en el corazón y estimularse mutuamente en el camino de la fe.
3.      Ayudar a descubrir la realidad concreta de la Iglesia en los servicios que presta. Que se pueda pasar de la percepción del templo y del culto, al descubrimiento de los salones de catequesis, de las visitas a los enfermos, de las obras de caridad. El hecho de actuar y colaborar en la Iglesia es ya un planteamiento vocacional de primer orden.
4.      Clarificar el sentido de la auténtica realización humana que implica la aceptación de los valores evangélicos de servicio, entrega y amor a los hombres. Frente a la imagen tan común de las personas consagradas como disminuidas, acomplejadas, empobrecidas en su dignidad, es preciso hacer ver las grandes exigencias de libertad y de madurez que exige el camino vocacional.
5.      Hacer descubrir a los jóvenes sus capacidades personales y de un modo muy especial aquellas que facilitan la construcción de la Iglesia, como son la colaboración, el servicio, la gratuidad. Descubrirles la necesidad que tiene la Iglesia de personas que pongan sus talentos a funcionar en orden al Reino de Dios. La vocación es un don de Dios que conlleva el desarrollo y la integración de todos los dones que él mismo nos ha dado.
6.      Ponerlos en contacto con las necesidades más urgentes del entorno humano y eclesial. Las necesidades de los demás están a la base de los diversos planteamientos vocacionales a lo largo de la historia. Se trata de ayudar a los jóvenes a salir de si mismos y e la vida cómoda que en muchas ocasiones se les ha fabricado para abrir las fronteras de su percepción y de su corazón.
7.      Facilitar la lectura creyente de los acontecimientos. Llevar a los grupos de oración la noticia de los acontecimientos y la manera como nos interpela desde la fe.
8.      Ofrecer el testimonio vocacional de los santos como modelos concretos que la Iglesia propone a nuestra fe en un camino vocacional específico. Hoy contamos con muchos recursos para esto. El testimonio de los santos clarifica las posibilidades vocacionales concretándolas en personas particulares.
9.      Presentar a los candidatos un abanico vocacional suficiente que corresponda a cada etapa de su proceso. En la medida que se presenten todas las vocaciones equilibradamente, se abrirá la posibilidad de una mayor libertad para la opción.
10. Facilitar a los candidatos el contacto con comunidades vivas que represente realizaciones vocacionales en la vida de la Iglesia.
11. Llevar a su plenitud vocacional el proceso grupal de crecimiento en la pastoral juvenil y educativa. Ofrecer a la pastoral juvenil la catequesis vocacional necesaria.
12. Llamar directa y claramente. El promotor debe llamar, debe provocar una reacción, que invite personalmente a los jóvenes a responder al urgente llamado de Dios.
PARA TRABAJAR EN LAS MESAS (leen un texto, contestan las preguntas de manera personal, y luego las comentan en la mesa, después leen el siguiente texto):
El Documento “Nuevas vocaciones para una nueva Europa”, nos dice en el número 13, inciso c. que hay que dar un “salto de calidad” en la Pastoral vocacional. Debemos “madurar” en la manera que damos nuestro servicio. Lee el texto subrayando lo que más te llame la atención.
- Si la pastoral de las vocaciones nació como emergencia debida a una situación de crisis e indigencia vocacional, hoy ya no se puede pensar con la misma incertidumbre y motivada por una coyuntura negativa; al contrario, aparece como expresión estable y coherente de la maternidad de la Iglesia, abierta al designio inescrutable de Dios, que siempre engendra vida en ella;
- Si en un tiempo la promoción vocacional se orientaba exclusiva y principalmente a algunas vocaciones, ahora se debería dirigir cada vez más a la promoción de todas la vocaciones, porque en la Iglesia de Dios o se crece juntos o no crece ninguno;
- Si en sus comienzos la pastoral vocacional trataba de circunscribir su campo de acción a algunas categorías de personas («los nuestros», los más próximos a los ambientes de Iglesia, o a aquellos que parecían manifestar inmediatamente un cierto interés, los más buenos y estimados, los que habían hecho ya una opción de fe, etc.), ahora se siente cada vez más la necesidad de extender con valor a todos, al menos en teoría, el anuncio y la propuesta vocacionales, en nombre de aquel Dios que no hace acepción de personas, que elige a pecadores en un pueblo de pecadores, que hace de Amós, que no era hijo de profeta sino tan solo recogedor de sicómoros, un profeta, que llama a Leví, y entra en la casa de Zaqueo, que es capaz de hacer nacer incluso de las piedras hijos de Abraham (cf. Mt 3,9)…
- Si una cierta animación vocacional es, o era, perennemente insegura y tímida, casi hasta aparecer en condiciones de inferioridad respecto a una cultura antivocacional, hoy hace auténtica promoción vocacional sólo quien está animado por la convicción de que toda persona, sin excluir a ninguna, es un don original de Dios que espera ser descubierto;
- Si el fin, un tiempo, parecía ser el reclutamiento, o el método de propaganda, a menudo con resultados obtenidos forzando la libertad del individuo o con episodios de «competencia», ahora debe ser cada vez más claro que el fin es la ayuda a la persona para que sepa discernir el designio de Dios sobre su vida para la edificación de la Iglesia, y reconozca y realice en sí misma su propia verdad (23);…

Para comentar en el grupo:
- ¿Qué “novedad” es la que más te llama la atención?
- Después de leer el texto, tú dirías que la pastoral vocacional debería ser:
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El II Congreso Mundial de Vocaciones, titulado El desarrollo de la Pastoral Vocacional en las Iglesias Particulares de 1982 dice:

40. Hay que subrayar la importancia de la comunidad parroquial como ambiente providencial para la eclosión y desarrollo de las vocaciones consagradas.  Para llevar a cabo este ministerio, la comunidad parroquial dispone de grandes medios pastorales: la celebración de la Eucaristía y demás Sacramentos, la oración, el anuncio de la Palabra de Dios, el servicio de la caridad. Es evidente, pues, la fuerza de animación vocacional que tienen las comunidades parroquiales empeñadas en las actividades apostólicas, abiertas a las necesidades de las misiones, dedicadas particularmente al servicio de los pobres, de los abandonados, de los marginados. … 43. En este marco, la pastoral vocacional consiste esencialmente en la iniciación para participar de modo concreto y activo en la vida y en la misión de la Iglesia particular. La búsqueda vocacional se realiza especialmente en la comunidad parroquial, en la cual los jóvenes tienen su participación y responsabilidad … Trabajando en la comunidad, los jóvenes descubren la realidad en la que viven y los ministerios y servicios de los que la comunidad tiene necesidad. Y los compromisos de hoy, si tal es el designio del Señor, pueden preparar una consagración definitiva para toda la vida.


Iluminados por este texto, ¿qué significará “vocacionalizar una comunidad parroquial”?
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El Plan de Pastoral Orgánica 06-10 de la Arquidiócesis dice en su número 32:

Falta una mayor conciencia vocacional que nos permita valorar el llamado de Dios a la vida cristiana, y a responder con sentido eclesial y generosidad, según los carismas y en el estado de vida al que Él nos llama para el servicio de la comunidad.

Si queremos crecer en la “conciencia vocacional”, necesitamos favorecer una “cultura vocacional”. ¿Cómo consideras que podríamos hacer esto?
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El Documento de Aparecida nos dice:
314. En lo que se refiere a la formación de los discípulos y misioneros de Cristo, ocupa un puesto particular la pastoral vocacional, que acompaña cuidadosamente a todos los que el Señor llama a servirle a la Iglesia en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado laical. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe dirigirse a los niños y especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir el sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga para cada uno, acompañándolos en su proceso de discernimiento. Plenamente integrada en el ámbito de la pastoral ordinaria, la pastoral vocacional es fruto de una sólida pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia, en las escuelas católicas y en las demás instituciones eclesiales. Es necesario intensificar de diversas maneras la oración por las vocaciones, con la cual también se contribuye a crear una mayor sensibilidad y receptividad ante el llamado del Señor; así como promover y coordinar diversas iniciativas vocacionales (181). Las vocaciones son don de Dios, por lo tanto, en cada diócesis, no deben faltar especiales oraciones al “Dueño de la mies”.

Después de leer el texto, tú dirías que la pastoral vocacional debería ser… (3 afirmaciones):

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282. Cada sector del pueblo de Dios pide ser acompañado y formado de acuerdo con la peculiar vocación y ministerio al que ha sido llamado: el obispo que es el principio de unidad en la diócesis mediante el triple ministerio de enseñar, santificar y gobernar; los presbíteros, cooperando con el ministerio del obispo, en el cuidado del pueblo de Dios que les es confiado; los diáconos permanentes en el servicio vivificante, humilde y perseverante como ayuda valiosa para obispos y presbíteros; los consagrados y consagradas en el seguimiento radical del Maestro; los laicos y laicas que cumplen su responsabilidad evangelizadora colaborando en la formación de comunidades cristianas y en la construcción del Reino de Dios en el mundo. Se requiere, por tanto, capacitar a quienes puedan acompañar espiritual y pastoralmente a otros.

El acompañamiento es indispensable para responder a nuestra vocación. ¿Cuáles son las principales limitaciones que vivimos en nuestros acompañamientos y cómo podríamos mejorarlos?
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martes, 22 de noviembre de 2011

BALANCE DE LA PASTORAL VOCACIONAL EN USA





 Cuando viajo por las comunidades y parroquias, los verbitas suelen preguntarme: "¿Cómo van las cosas en Epworth, que es nuestro centro de Formación y Discernimiento vocacional para los Estados Unidos?" "¿Cuántos estudiantes hay" "¿Cuántos chicos nuevos han ingresado este ano?" o ¿Cuántos van al Noviciado? "  La respuesta suele ser corta: Las cosas van bien!   Al comienzo del semestre de otoño, había 107 inscritos, 45 candidatos SVD, y tres candidatos en el Programa de Asociados que viven en el Teologado de Chicago. Esperamos que seis de los candidatos del pre-noviciado, sean aceptados para el Noviciado el año próximo.  Pero, más que cantar victoria, debemos continuar orando por todos estos jóvenes.
En realidad, el número de candidatos en la formación inicial se ha incrementado en estos últimos anos. En agosto de 2008 sólo había 29 candidatos en Epworth. En agosto de 2010, había 45 candidatos y el Teologado tenía tres estudiantes para un total de 48 candidatos al pre-noviciado. En la actualidad, hay dos en el noviciado y 27 estudiantes en votos temporales en el Teologazo, lo que constituye un total de 74 jóvenes en formación.
Los estudiantes asociados son los jóvenes que ya tienen al menos un diploma de BA / BS.  La mayoría de ellos han completado su filosofía y están entrando en el Teologado. Por ejemplo, tres jóvenes se graduarán este año  en el DWC (Epworth) y tres el próximo año, la clase de segundo año tiene nueve estudiantes y ya prevemos una clase de graduados más grande para el 2013. Sé que los lectores se preguntaran, si hay 45 candidatos en Epworth, pero el total es de 107 estudiantes, que pasa con el resto? Buena pregunta. A raíz de la Resolución 2009 del Capítulo Provincial de la USC, el colegio DWC ha ampliado su misión. Además de los candidatos SVD, el Colegio ahora educa a otros misioneros, como unas 30 religiosas de más de diez congregaciones diferentes, incluyendo a las Hermanas Misioneras Espíritu Santo, Cistercienses, Glenmary y dominicanos. Hay dos seminaristas diocesanos patrocinado por los Misioneros de Maryknoll. Los dos primeros estudiantes laicos de una parroquia SVD de Jamaica comenzaron sus programas de Licenciatura en agosto de 2010.
Ahora que conocemos los números, ¿Cómo se explica el reciente aumento de candidatos? Hay muchos factores, pero creo que hay varios elementos clave en el reclutamiento y estrategias de acompañamiento que ayudan a explicar este reciente crecimiento. El especialista en Relaciones Humanas, Rob Kundert, él escribió: "Casi todo el mundo que viene a visitar a estos jóvenes que se preparan, con la ayuda de Dios, para ser religiosos misioneros, notan una especie de alegría que se vive en el Colegio en estos días. Hay una vibración sutil que comenzó cuando abrimos las puertas para aceptar un espectro más amplio de estudiantes. Hay una nueva atmósfera en el colegio, una nueva vida, nuevas energías y nuevas emoción!  Sí, de hecho uno puede sentir”. El hecho de recibir a otros estudiantes para una experiencia intercultural de formación en el DWC ha tenido maravillosos beneficios para los jóvenes que están discerniendo su vocación. Esto se nota también en los resultados académicos de los estudiantes. Creo que otro factor que contribuye a nuestro crecimiento es el cambio de formato. En el pasado, organizábamos los estudiantes en grupos grandes cada semestre, de un promedio de 40 o 50 jóvenes. Pero, nos dimos cuenta que no era fácil "acompañar" a un grupo tan grande. Hoy en día, los grupos son más reducidos y esto nos permite asesorar y acompañar a estos jóvenes de una manera más personalizada. Todo esto se suma a una buena experiencia para el candidato y aumenta la probabilidad de que continué su formación e ingrese al Noviciado, si Dios lo está llamando para la vida misionera.
Creo que estos son algunos de los factores que han contribuido al aumento de candidatos en la formación. Nuestros esfuerzos para llegar a la juventud de hoy a través de las nuevas herramientas de la comunicación, tales como las páginas Web con la información pertinente, los vídeos de Youtube y nuestra página de Facebook han ayudado también mucho. Somos más sofisticados en nuestros esfuerzos de marketing directo que combina el correo tradicional y el correo electrónico. La colaboración con las parroquias y Casas SVD, la publicidad impresa y en Internet, los contactos con otras congregaciones religiosas y diócesis, han ayudado en los esfuerzos de reclutamiento vocacional. Personas de contacto en las parroquias y escuelas,  todas ellas comprometidos con la tarea de conectarse con los jóvenes han tenido un impacto significativo en los logros alcanzados en el aumento de las vocaciones.
Evidentemente, el aporte más valioso ha sido la oración de nuestros hermanos y nuestros colaboradores laicos, incluyendo a las hermanas Rosadas, a nuestros bienhechores y amigos. Los rezos diarios, las horas santas, y las intenciones de Misa por las vocaciones han sido muy importantes en nuestro ministerio. Estas son sólo algunas de las razones para el aumento de los candidatos SVD de los últimos anos.
Damos gracias a Dios, por todo esto. Sin embargo, no podemos sentirnos satisfechos. Tenemos que seguir avanzando, estableciendo nuevas metas y trabajando duro para alcanzar los objetivos propuestos. Una convocatoria vocacional se llevó a cabo en Techny en septiembre de 2010. El grupo evaluó los datos estadísticos y varias encuestas, discutiendo las implicaciones que los datos podrían tener para nuestros esfuerzos de promoción vocacional. Varias ideas claves iluminaron y guiaron la reflexión, incluyendo el desarrollo de una "cultura de las vocaciones", proponiendo "mejores prácticas" con respecto a los esfuerzos de promoción vocacional, la identificación de los destinatarios, las cuestiones de personal, el uso de los medios de comunicación y otras varias sugerencias específicas.
Como pueden ver, cosas interesantes están sucediendo en la pastoral vocacional. De los números duros a los detalles cálidos, pasando por estrategias eficaces para el futuro, estamos avanzando en la esperanza. Como San Arnoldo dijo una vez: "Si tiene éxito el seminario, que sea debido a la acción de la gracia de Dios." Hasta ahora, hemos sido bendecidos con esa gracia de Dios y oramos para que el Espíritu Santo siga guiando nuestros esfuerzos para ayudar a los jóvenes a concretizar su vocación y llamado a la vida consagrada.
Sr. Len UHAL
Director Nacional de Pastoral Vocacional de la Sociedad del Verbo Divino en la USC

domingo, 20 de noviembre de 2011

ETAPAS EN EL PROCESO VOCACIONAL



1. BÚSQUEDA
    El proceso vocacional conoce de ordinario una etapa de búsqueda.
    El corazón de la persona, a partir de la adolescencia, está inquieto, se llena de interrogantes a los que desea encontrar respuesta adecuada. Esto es señal de vitalidad, de crecimiento, de querer caminar hacia la madurez. Es empezar a descubrirse y descubrir para qué se existe, por qué se ama y se sufre. Este momento es un momento privilegiado para abrirse a Dios y al hombre.
    Los «por qué» son de dos tipos: «a medida humana» (ciencia, experiencia) y los que rebasan esa medida: por qué existo, el sentido de la vida, del dolor, de la muerte (quién soy yo, qué voy a hacer de mi vida, qué quiere Dios de mí...), son esas cuestiones que tocan de alguna manera lo esencial de la vida y nos abocan al misterio («dilatación de la experiencia de realidad»).
   Ante estos interrogantes se pueden adoptar distintas posiciones:
·         la huida: pasar de largo; el absurdo; la dimisión depresiva.
·         apostar por un valor humano instrumental, no final (estético, científico... ideología, prestigio, poder...). Se absolutiza el valor y así se cierra el horizonte de otros.
·         cerrarse en un yo consumista, narcisista.
·         apertura a lo que tienen de «llamada» y de «personalización»: apertura a Dios o bien desde «yo doy sentido» bajo su mirada o bien "dejo que El me lo dé". Aquí se sitúa el interrogante vocacional.
    El acompañamiento en esta etapa consistirá fundamentalmente en:
  • despertar a los porqué, inquietar, poner en actitud de búsqueda.
  • iluminar los porqué, «transfinalizar» los interrogantes, para hacerlos «vocacionables».
  • pro-vocar directamente, proponer horizontes de sentido, llamar directamente: «No tengáis miedo en llamar. Introducíos en medio de los jóvenes. Id personalmente al encuentro de ellos y llamad. Los corazones de muchos jóvenes y menos jóvenes están dispuestos a escucharos» (Juan Pablo II, XVI Jornada de oración por las vocaciones; cfr. PDV 39).
2. CRISIS
    La vida del hombre es un continuo descubrimiento de sí mismo, de los otros, de la misma vida y de Dios, pero ese conocimiento progresivo no se va realizando exactamente según nuestros proyectos, sino a través de dificultades, pruebas y crisis. Se diría que estas tienen la función de mantenernos despiertos y activos. Por eso mismo, se convierten en períodos vitales realmente cruciales de los que depende en buena parte el éxito personal.
    La crisis son normales, inevitables e inseparables de toda forma de vida, también en el proceso vocacional. En la adolescencia-juventud se deben a las conmociones espontáneas de la personalidad o al curso normal del desarrollo. La falta de fluctuación puede indicar rigidez, obstinación, obsesividad, tendencia al fanatismo...
Significado de la crisis
    Una crisis es un estado temporal de trastorno emocional y desorganización, caracterizado principalmente por la frustración de las expectativas de la persona sobre su vida o por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando los métodos acostumbrados hasta ese momento.
    Dicho de otro modo, las crisis son situaciones problemáticas transitorias en las que se resuelven favorable o desfavorablemente (¿de qué depende?) las oportunidades de la persona en relación con su futuro. Contienen generalmente un momento más decisivo en el que el sujeto se inclina hacia una vertiente o hacia otra.
    Es importante destacar su significado altamente positivo, aunque en ciertas ocasiones puedan causar graves trastornos o incluso el abandono del propio estilo de vida. Pero generalmente ayudan a tomar conciencia del estancamiento, de los propios límites, de la incapacidad para vivir el camino espiritual sin abrirse a la gratuidad de Dios y a la fuerza de su espíritu.
    Son una oportunidad de crecimiento.
Tipos de crisis
    Las crisis pueden ser circunstanciales (debidas a un suceso externo) o de desarrollo (paso de una fase de crecimiento a otra). Pueden tener un carácter sectorial o existencial, según se refiera a un nivel concreto del organismo o de la vida (de relación) o entre en juego todo el ser y toda la existencia del sujeto (de sentido).
    Una de las tentaciones más frecuentes, ante situaciones angustiosas, suele ser recurrir a los mecanismos inconscientes de defensa. El individuo se tranquiliza momentáneamente echando la culpa a los demás, descargando la responsabilidad sobre ellos; puede otras veces refugiarse en el activismo exagerado o mediante compensaciones negativas (alcohol, sexo, droga...).
    La solución posible proviene de mirar de frente la situación y de aceptar la responsabilidad personal en ella. La mediación del acompañante consiste precisamente en incitarle a preguntarse qué es lo que está sucediendo.
    La función del acompañante va dirigida hacia la superación positiva de los períodos de prueba, y se la puede sintetizar en las tres palabras siguientes: PREVENIR - ILUMINAR - MOTIVAR.     
    En concreto el acompañante ha de acompañar en la prueba, creer en las posibilidades de la persona y en su capacidad de respuesta, ayudarle a hacer una lectura de su vida desde la fe (conversión y confianza en Dios), ayudarle a rectificar y crecer fijándose nuevas metas y compromisos, infundirle esperanza.


3. DECISIÓN
    Cuando existe una buena información de posibilidades y de valores y de horizontes de necesidades vistas como reclamo-llamada de Dios surge el compromiso, y éste suele llevar a la decisión definitiva (cfr. Doc. II Congreso, n. 43).
    Este momento es uno de los más problemáticos hoy por el «miedo a compromisos definitivos« (cfr. La Pastoral de las vocaciones en las Iglesias Particulares, 1992, n. 75-76)
    En el proceso de búsqueda es de gran importancia que cada joven adopte su propia postura, más allá de la docilidad infantil y más allá también del rutinarismo y de la inercia. Encontrar a través de otros, sin tomarse la molestia de buscar, conduce a una peligrosa situación de superficialidad y provisionalidad. La decisión hay que considerarla siempre como personal, y no se debe suponer por la simple pertenencia a un grupo. Se trata de ser protagonista de la propia decisión (ser responsable).
   
    En el momento de la decisión pueden aparecer en el proceso vocacional miedos de diverso tipo:
  • Un primer capítulo son los miedos «sustanciales»: el mysterium fascinans tremendum (cfr. La zarza de Moisés; el «templum fervens» de Isaías; el «apártate de mí» de Pedro...).
    Hay que hablar del «miedo de Dios» (falsas imágenes de Dios ligadas a la historia personal-familiar o fruto de la catequesis), el «miedo a Dios« (otro te ceñirá...; cfr. la parábola de los talentos: tuve miedo de ti porque eres exigente... Mt 25, 14ss; el «miedo a amar y ser amado» (carencias de amor, experiencias de rechazo, expectativas de un amor «egoísta»).
  • Un segundo capítulo de miedos más «superficiales» pero más visibles, se suelen formular en estos términos:
     — no ser feliz
     — perder la libertad
     — equivocarse
     — soledad-afectividad
     — fallar-infidelidad
     — no ser «digno» de tanta grandeza o no ser capaz de tanta exigencia
    El acompañamiento tenderá a descubrir, reconocer y desenmascarar los posibles miedos y a «fortalecer en el espíritu». No olvidar que el adolescente-joven, no es abstracto, sino intuitivo y vital. No es exacto que la mejor estrategia para comprometer al adolescente sea la heroicidad y grandeza de las proposiciones. Es preferible apreciar al máximo la acomodación a sus recursos y a sus peculiaridades (discrepancia óptima). Se trata de ofrecer programas más realistas que imaginativos o idealistas, más inmediatos que utópicos.


domingo, 13 de noviembre de 2011

ATEQUESIS VOCACIONAL PARA JÓVENES




Te amo… ¿me amas?

EL GOZO DE SENTIRSE AMADO

        La experiencia más maravillosa del mundo es la de sentirse amado, querido, reconocido, sobre todo cuando menos lo merecemos; y la más desoladora y triste es la de ser rechazado, marginado y encontrarse solo y aislado.
Es verdad que, a veces, sucede que amamos “interesadamente”, únicamente porque recibimos un beneficio de la otra persona, y en cuanto no le necesitamos, le dejamos a un lado.
Comentamos en el grupo experiencias de este tipo:
• cuándo nos hemos sentido amados, queridos o reconocidos;
• cuándo hemos sido rechazados, aislados o ignorados;
• cuándo nos hemos visto utilizados o manipulados;

Algunos testimonios nos pueden ayudar a pensar: “..... ¿Cómo no explicar el fastidio que siento esta noche?... Mamá está todavía abajo, y sé que seguirá leyendo hasta pasada la media noche. Cuando suba por fin, si ve que todavía tengo la luz encendida, llamará a la puerta de mi habitación. Entrará. Vendrá hacia mí, vacilante y como tímida. Sólo preguntará: ¿Todavía estudias?... Como siempre, le contestaré cualquier cosa, excepto lo que podría darle a entender que necesito, que debería escucharme hasta el amanecer... Y me sentiré más solo que si no tuviera madre... ¿Por qué todo esto? Por la amargura de tener una madre que no se atreve a preguntarme:
¿Qué te pasa? ¿Qué tienes? Dime lo que quieres, cuéntame algo...” (Diario de Daniel)

“...El mes de septiembre sucedió el cambio de mi vida. Yo me aburría, y decidí leer un tebeo sobre la vida de San Agustín. Él había nacido en una familia cuya madre era cristiana, pero no se bautizó, y empezó a vivir una vida de diversión, triunfo y chicas. Pero se sentía vacío, y empezó a buscar la verdad. Y tras mucho sufrir y mucho buscar, se encontró con Dios, y su vida cambió, y pasó de ser un vividor, a ser sacerdote, obispo y santo. Cuando yo leí esto, me sentí identificado con él, y me pregunté: ¿quién es ese Dios que cambia así la vida de la gente?. Y en ese momento,
sentí la presencia de Dios y me di cuenta de que Él me había creado y de que me había amado hasta encarnarse y dar su vida por mí, y sólo me pedía que yo le amase a Él...” (Jesús Silva)

“Cada mañana siento que estoy viva, aunque mi cuerpo está paralizado y con mi boca no puedo decir “buenos días”. A pesar de todas las limitaciones, mi corazón sigue latiendo y sintiendo, y de mi cabeza sale todas las mañanas una mariposa que se eleva hasta el cielo y que, de mi parte, envía un beso a “Papá Dios” y le da en mi nombre las gracias por concederme un día más de vida. Este es un milagro que se repite cada día. Estrenar un día equivale para mí, a pesar de no salir de la habitación, a disfrutar de los rayos de sol que entran por el balcón”. (Olga Bejano, joven paralítica)

AMADO PERO ¿POR QUIÉN? HAY ALGUIEN…
Hay ALGUIEN que nos ama desde toda la eternidad, desinteresadamente, que nos conoce por nuestro nombre, que ha creado el mundo para nosotros: Dios.
El Dios cristiano, no es un ser lejano, frío, distante, como un relojero que ha puesto en funcionamiento el mundo y se ha desentendido. El Dios de los cristianos tiene un nombre y ese nombre es AMOR. Así lo manifestó a lo largo de la historia del Pueblo de Israel. Y ellos sintieron cerca la existencia de Dios, de un Dios cercano a sus necesidades y aspiraciones. ¿Cómo percibimos nosotros a Dios? ¿le sentimos cerca?
Para iluminar todo esto nos pueden ayudar estos textos de la Sagrada Escritura:
• Os 11,115: “Cuando Israel era joven, lo amé; yo enseñé a andar a Efraín, le alzaba en brazos; él no comprendía que yo le curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor le atraía; era para ellos como el que levanta a un niño contra su mejilla, me inclinaba y le daba de comer”.
• Sal. 102,1112: “Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles”.
• Sal. 22, 14: “El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me hace recostar”
• Is. 49,15: “¿Acaso puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, Yo no me olvidaré”

ESE ALGUIEN ES JESÚS, ROSTRO AMOROSO DE DIOS PADRE
Hablábamos, el otro día, del Amor de Dios. Un Amor que ha llegado a su mayor expresión en el envío de su Hijo Jesucristo al mundo, para entregar su vida por nosotros. Jesucristo es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Veámoslo leyendo el texto de Jn 10,1417.
Jesús, con su vida y su palabra, con sus gestos, con su mirada y, de modo especial, con su muerte en cruz y su Pascua nos muestra el amor de Dios Padre para con nosotros. Un manantial de Amor inagotable, que no mira si merecemos ser amados o no… ¡sólo nos ama! ¿Qué palabras o hechos de Jesús manifiestan su amor? Escríbelos.










SIGUE LA “CORRIENTE”...

          Esta “corriente” de amor de Dios, manifestada en Jesucristo su Hijo, se prolonga en los cristianos y de modo especial entre aquellos que han sido invitados por Él a entregar su vida en totalidad al servicio del Reino: los SACERDORTES.
¿Qué sacerdotes conocéis?
¿Cómo manifiesta el sacerdote el amor de Dios? Vamos a descubrirlo entre todos.









¿SACERDOTES?
          Los sacerdotes no caen del cielo, nacen en una familia. Un día, siendo jóvenes, o no tanto, escucharon la invitación de Jesús a seguirle y no se echaron atrás. Los jóvenes que quieren ser sacerdotes se preparan en el Seminario, hasta que un día sean llamados por el Obispo para ser sus colaboradores.
¿Conoces el Seminario?
¿Sabes cuánto seminaristas se forman en él? ¿Qué hacen? ¿Cómo viven?
¿Crees que son felices? ¿Por qué? Mejor dicho ¿por Quién?

EL SEMINARIO
El Seminario es el semillero de vocaciones. Es el lugar donde, en un ambiente de familia, de convivencia, de estudio, de oración, de vida cristiana, de diversión, etc. algunos chavales, como tú, se preguntan algo fundamental para la vida: ¿QUÉ QUIERE DIOS DE MI? ¿acaso que sea sacerdote?

El Seminario es, por eso,
el tiempo propicio para hacer una experiencia de Jesús, como los tres años que pasó Jesús con sus discípulos, para poder decir como ellos: "HEMOS ENCONTRADO AL SEÑOR"
Tiempo para hacerse la pregunta: ¿Qué quiere el Señor de mí?
Tiempo para aprender que el más importante es el que más sirve;
Tiempo para descubrir las necesidades de la Iglesia;
Tiempo para experimentar la cercanía de Dios, que es Amor;

Y YO ¿QUÉ PUEDO HACER?

Escuchar al Señor, dedicando cada día un tiempo a la oración.
Orar por el Seminario y por las vocaciones.
Plantearme, con seriedad, la pregunta: ¿qué quiere el Señor de mí? y responder generosamente, sin miedo, sabiendo que esa respuesta afirmativa será la puerta para mi felicidad.
Potenciar la actitud de servicio a los demás a mi alrededor.

Seminario Diocesano “Santo Domingo de Guzmán”.
C/Rodrigo Yusto, 33. 42300 El Burgo de Osma
web: www.seminariodeosmasoria.org .
 email: pastoralvocacional@osmasoria.org

CATEQUESIS VOCACIONAL




Destinatarios: jóvenes de 17-18 años (2º Bachillerato), de clase media

Objetivo: Ayudar al joven a responder al desafío de ser cristiano.


1. MOTIVACIÓN:

Comentar una noticia de actualidad (ofrecida en un periódico y copiada para todos, o grabada en vídeo de la TV) que haya impactado: vgr. Asesinato de los niños en ARKANSAS (se puede elegir también una noticia positiva) y trabajar sobre las siguientes preguntas:

• ¿qué les parece?
• ¿cómo vivimos nosotros la violencia? (o el tema de que se trate)
• ¿dónde está el principio de la violencia?
• ¿qué tipo de sociedad construimos?
• ¿cuál es tu papel en esta sociedad?


2. ILUMINACIÓN:

Se lee el texto de Lc 1, 26-38 con la clave “María protagonista de sus sociedad y de su tiempo” y se comenta la pregunta: ¿qué os dice el texto? Se les entrega el texto con las siguientes preguntas para la reflexión:

* ¿a qué situación o necesidad responde?
* Actitudes cristianas que descubrimos en María
* Actitudes de María ante el problema
* ¿Qué actitudes de María tenemos y cuáles nos faltan?


3. IMPLICACIÓN:

Para el diálogo:

• Nosotros como creyentes ¿qué necesidades descubrimos en nuestra sociedad que reclaman nuestra ayuda?
• ¿Qué os ha dicho el tema?

Decidir un compromiso con ellos. Podemos sugerir: la oración, una campaña de solidaridad, o un compromiso de esfuerzo con el grupo (vgr. la puntualidad).


www.marianistas.org