lunes, 25 de marzo de 2013

NO LLORES POR MÍ, SUDÁN





Por David Alton
Publicado el 22 de septiembre de 2011 
       Hace unos meses me recibió una delegación de Corea del Norte presidida por el Presidente de la Asamblea Nacional, Choe Tae Bok. Aprovechando aquella ocasión obsequié a cada miembro de la delegación con un DVD que presenta la vida de un coreano notable, al que algunos han empezado a llamar "el Albert Schweitzer" o el "Padre Damián" del Sudán.



       Elegí el DVD porque no dice nada acerca de la feroz hostilidad y enemistad existente entre el Norte y el Sur de Corea y especialmente porque presenta la historia de unhombre extraordinario. El heroísmo y el sacrificio de sí mismo de John Lee Tae-Sok debe llenar de admiración y de orgullo a los pueblos del Norte y del Sur.

También elegí el DVD porque los sacerdotes católicos han sido prohibidos en Corea del Norte desde hace 60 años y John Lee Tae-Sok era un sacerdote católico, salesiano, a la vez que médico. Tal vez el DVD - "No llores por mí Sudán" - ayude a Corea del Norte a ver la Iglesia y la labor de sus sacerdotes de una manera diferente. Los sudaneses a los que ayudó han bautizado al Padre John como "Padre Jolly", por su sonrisa y buen humor.

La historia de su vida narrada en esta película ha tenido un impacto fenomenal en Corea del Sur. Los periódicos se hicieron eco de la emoción de los asistentes a su proyección, que salían de las salas de cine con lágrimas, sumamente afectados por la efusión de amor mostrada por el padre John. Trescientas mil personas han visto la película.

El padre John nació en una familia católica pobre en 1962, el noveno de diez hijos - otro de los cuales también se ha ordenado como sacerdote. El padre de John murió cuando él tenía nueve años de edad y de hecho también John murió en una edad muy temprana. Falleció de cáncer de colon en 2010.

Después de la muerte de su padre, la madre de John sacó adelante la familia, contando uno a uno los centavos ganados en su trabajo como costurera. Vivían en la parroquia de San José de Song Do, en Pusan: una parroquia construida para los pobres y necesitados de Pusan, después de la Guerra de Corea, que había sumido en la miseria y el desempleo a muchos coreanos.

John fue ayudado en sus estudios por su madre, que le animó a estudiar medicina. Una vez graduado, ejerció como cirujano en el ejército de Corea, pero sintió de forma insistente la llamada al sacerdocio. Su madre pensaba que ya había dado un hijo a la Iglesia - su hermano es fraile capuchino – e intentó disuadir a John de entrar en el sacerdocio, pero dio finalmente su bendición. Fue ordenado sacerdote en 2001.

Fue durante su formación para el sacerdocio cuando John visitó la misión salesiana en el sur de Sudán. Era la primera vez que entraba en contacto con una colonia de leprosos - hombres y mujeres con la enfermedad de Hansen. Fue tal impresión  que le causaron los miembros podridos y la miseria, que en estado de shock se fue a la selva para tratar de borrarlos de su vista y de su mente. Los salesianos que trabajan allí no esperaban ver de nuevo al joven médico del ejército.

Pero estaban equivocados.

A su regreso a Seúl el recuerdo de los leprosos no le dejó, y en 2001 anunció que quería "para ser misionero mejor entre los leprosos que en cualquier otro sitio". Su madre y toda su familia quedaron profundamente consternadas por su decisión de ir al sur de Sudán, donde dos millones de personas habían perdido la vida durante la guerra civil emprendida por el gobierno despótico de Jartum: Pero una vez más su madre aceptó y aprobó su decisión.

Al llegar a un lugar llamado Tonj, el padre John comenzó la ardua tarea de construir una clínica médica. Construyó personalmente con sus manos el edificio al que los sudaneses desesperados acudían con sus enfermedades, mientras trataba 300 pacientes al día. Además, salía en busca de los leprosos con su jeep.

Lee Jae-Hyeon, miembro del Ministerio de Medio Ambiente de Corea del Sur, que fue uno de los patrocinadores del padre John, y que visitó Tonj mientras trabajaba para las Naciones Unidas, describió gráficamente las condiciones de trabajo en el pueblo en un informe escrito:

"La ola de calor era mortal: 55 grados centígrados. No me había dado cuenta de que los termómetros pudieran marcar más de 50 grados, hasta que el sacerdote me lo mostró. Sentía que mi ropa estaba en llamas. El río en Tonj era un charco de barro. Los niños entraban en contacto con el agua, y en lugar de simplemente chapotear en ella, la bebían ".

Después de la clínica llegaron las aulas de una escuela y otras instalaciones. A falta de otra ayuda, él mismo enseñaba matemáticas y música a los niños. Bien dotado para la música, el padre John convenció a sus amigos de Corea para que le enviaran instrumentos y uniformes, y fundó y entrenó la Banda Don Bosco.  

La noticia de su trabajo se difundió en Corea del Sur y un director de cine realizó un documental en el lugar. Siguiendo al padre John en sus rondas y quehaceres, quedaron plasmados el desarrollo social y los programas de salud que había iniciado.

Esta fenomenal efusión de amor y dedicación, tuvo inevitablemente su repercusión, y fue durante un breve descanso en 2009 cuando se descubrió el cáncer. Se sometió a quimioterapia en Seúl, pero su vida llegó a su fin a los 47 años, el 14 de enero de 2010.

Sin embargo, no fue éste el final de la historia.

El cineasta, Koo Soo-Hwan, regresó a Sudán y se entrevistó con muchas de las familias de los guerreros dinkas, cuyas vidas habían sido tan profundamente conmovidas por el trabajo humanitario del Padre John. La película que surgió fue "No llores por mí Sudán". El título se basa en la imagen de los chicos dinka que lloran mientras llevan una imagen del "Padre Jolly" por el pueblo de Tonj, como parte del funeral en su memoria. Son miembros de la banda de música Padre John. Poco dado el pueblo dinka a las demostraciones públicas de emoción, estos jóvenes y sus familias aparecen llorosas mientras describen el vacío que para ellos significa saber que han perdido a su sacerdote y médico, que ya no iba a volver a ellos. Una copia de la película coreana se ha hecho con subtítulos en inglés y se pueden ver unos extractos en You Tube.

El director de la película vino a verme hace poco a Londres. Había quedado intrigado al saber que yo había dado una copia de su película a los miembros de la delegación de Corea del Norte. ¿Qué fruto esperaba de esta acción? "La convicción de que la vida de un hombre puede cambiar el mundo, y de que todos los coreanos deberían inspirarse en la vida de un hombre verdaderamente extraordinario y maravilloso."
                                                                                        David Alton
                                     (un Life Peer de la Cámara de los Lores en el Reino Unido).


COREA (3-11-10) “Don’t Cry for Me Sudan” (No llores por mí, Sudán) es una película documental sobre la vida del padre John Lee Tae-suk, salesiano, que ha logrado en Corea más de 120.000 espectadores desde que se estrenara en las salas de cine en septiembre de 2010. Se trata de un verdadero éxito de taquilla en Corea, puesto que la película tampoco ha recibido la promoción que suelen tener otras películas. Este noviembre la película llegará a Los Angeles, USA, y también ha sido enviada al Festival Internacional de Cine de Berlín, que tendrá lugar del 10 al 20 de febrero.
El padre John Lee Tae-suk (1962-2010) era médico hasta que sintió la llamada a formar parte de la Sociedad de San Francisco de Sales, los salesianos. Tras su ordenación sacerdotal en 2001, comenzó su labor misionera en Tonj, una pequeña aldea del Sur de Sudán, destrozado por la guerra. Era el primer misionero coreano que llegaba a este país. Era sacerdote, médico, maestro, mecánico, músico… volviéndose todo para todos. Estableció un hospital y un colegio, y hasta organizo para los jóvenes una banda de música. El 14 de enero de este año 2010 moría de cáncer de colon, invocando a San Juan Bosco.
Gracias a la película muchas personas, también no católicas, han conocido la vida de este gran misionero. La Sudan Youth Education Foundation, que solía dar apoyo al padre Lee, ha visto como aumentaban drásticamente el número de los donativos – de hecho han pasado de 3.000 a 10.000 los donantes fijos -, lo que ha permitido que se satisfagan muchas necesidades sanitarias y se están construyendo nuevos edificios para el colegio y el hospital, y la banda de música ha vuelto a tocar.