Algunos
cohermanos me han cuestionado: “¿Por qué hubo muchas vocaciones hace años. Pero ahora hay menos Antonio?” Yo también me
pregunto : ¿Acaso no hago bien lo que la Provincia me entrega?”.
Cuando
empecé a ejercer el servicio como un promotor vocacional de la Provincia hace 3
añitos, me preocupé mucho y
intenté, probé todas maneras y formas para conquistar y convencer a los jóvenes
que tienen inquietudes vocacionales para la Provincia. Sinceramente puedo decir
que tuve más fracasos que éxitos.
Los
jóvenes de hoy no son como ayer. Los jóvenes hoy tienen menos consistencia en
la vivencia de los compromisos; son frágiles emocionalmente, dependientes
afectivamente. Les gustan las cosas cómodas y tienen mucha libertad, y por
estos no quieren una disciplina según la vida religiosa. Ellos son
inconstantes, superficiales, con poca resistencia a las dificultades. A ellos,
la formación religiosa es deficiente. Los jóvenes en el interior tienen una
baja formación y les cuesta mucho cuando participan las jornadas vocacionales.
Algunos muestran poca responsabilidad y poca capacidad para el silencio. Otros
son dispersos, indisciplinados y desmotivados. Éstos son mis gran desafíos.
Otra
parte, algunos cohermanos no me corresponden para hacer bien el servicio. Si
los cohermanos encargados en los colegios verbitas y las parroquias verbitas
que tienen un pequeña atención sobre el proyecto provincial, especialmente sobre
los recursos humanos o sea- personales en el futuro de la Provincia, tendremos
suficientes vocaciones en el porvenir para reemplazar a los cohermanos mayores.
Ojala
cada cohermano sea un promotor vocacional para cultivar, ayudar y acompañar la
semilla vocacional en su tierra local donde está sirviendo.
P. Antonio Tran, svd