sábado, 24 de diciembre de 2011
martes, 6 de diciembre de 2011
PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL
La vocación es un acontecimiento misterioso
en el cual el hombre, dialogando con Dios, adquiere conciencia de una misión
situada históricamente y se compromete en una respuesta concreta
PRINCIPIOS
Y OBJETIVOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL
I. Diez
principios de acción de la pastoral vocacional:
1. El
respeto a la acción de Dios que llama. Es Dios quien llama libremente a quien
quiere. Promover las vocaciones significa ir en pos del don de Dios, respetando
profundamente sus designios. Este respeto a la vocación hay que infundirlo en
los padres de familia, en los maestros y formadores y en los mismos candidatos.
Respetar la acción de Dios será al mismo tiempo respetar la libertad del
candidato
2. La centralidad del encuentro con Dios. Si es Dios quien
llama, debemos poner al candidato en contacto con Dios. Hacer pastoral
vocacional es enseñar a las personas a ponerse en manos de Dios, para lo que él
quiera. La educación para la oración deberá ocupar un lugar prioritario en las
actividades vocacionales.
3. El amor por el candidato. Esta debe ser la
única motivación de nuestro trabajo vocacional. Acompañar a un joven en su
proceso vocacional es un acto de misericordia, pues implica ayudarle en la
decisión más importante de su vida. Lo
que nos debe interesar es su felicidad, donde Dios quiera y como él quiera. Los
intereses de la Institución deben pasar a un segundo plano.
4. La comunión y participación. El trabajo
vocacional debe realizarse desde el conjunto de la comunidad eclesial, desde la
armonía de los carismas. La comunión debe llevarnos a amar todas las vocaciones
y todos los carismas de la Iglesia, y trabajar en su favor. La participación se
concreta en los organismos eclesiales para la pastoral vocacional. Hay que
excluir la acción con estilo de francotirador, que mira sólo al propio bien y a
la propia institución.
5. La relación fraterna. Las vocaciones nacen y
crecen en una comunidad de hermanos, por eso, el estilo de la pastoral
vocacional se basa en el contacto personal en el que se comparte la fe y la
vida. El animador vocacional no se presenta “por encima” del joven, antes de
ser maestro o guía, es un hermano en la fe y con una vocación que compartir.
6. El testimonio de los valores evangélicos. Los jóvenes exigen
signos de credibilidad en sus orientadores. La falta de credibilidad es uno de
los principales motivos de distancia con la vida consagrada en general.
Necesitamos presentarnos con claridad y sin fingimiento, como una comunidad de
creyentes que buscamos vivir los valores del evangelio.
7. La vocación en situación y en cambio. Es necesario vivir
y presentar la vocación como un diálogo vital en el hoy de nuestra existencia
vocacional. La vocación no es un recuerdo que conservo, sino una llamada que
hoy me interpela.
Además, a los jóvenes les
interesa cómo estamos respondiendo hoy a las necesidades cambiantes de nuestro
mundo. Recordemos que un recuerdo puede edificar, pero una actitud de fe en el
presente es capaz de conmovernos.
8. La presencia liberadora de Dios y de la
Iglesia. Buscamos invitar a los jóvenes a que respondan de una manera viva
y comprometida a las necesidades sociales y eclesiales del hombre de hoy.
En la pastoral vocacional promovemos
a las personas para que crezcan y maduren, que se formen y sean más libres, y
así, busquen el camino de entrega al que el Señor los invita.
No estamos buscando
vocaciones para la supervivencia de nuestra institución.
9. El seguimiento de los procesos completos. La pastoral
vocacional busca ofrecer un acompañamiento cuidadoso que inicia con la toma de
conciencia de la vocación y culmina cuando tomar una decisión vocacional. Hay
que respetar los ritmos de maduración del candidato y ofrecer una formación
integral. Debemos tomar en cuenta los contextos de la vocación, p.ej. la
familia. Hay que superar los planteamientos puntuales que tienen como única
finalidad el ingreso a la casa de formación.
10. La invitación valiente y clara. Hay que tener el
coraje de llamar y provocar, de anunciar y catequizar, no se trata de insinuar
o disimular. Se tiene miedo de tocar el tema vocacional de manera abierta, no
hay razones para esto.
II. Objetivos de la pastoral vocacional
Objetivos generales:
1. Recordar que la Iglesia tiene una misión que
realizar. La Iglesia tiene el encargo de la evangelización y nuestros jóvenes
deben verlo con claridad y participar en esta misión. Somos llamados para ser
enviados.
2. Ayudar a la toma de conciencia de la dimensión
vocacional de la existencia. La vida de todos está abierta al llamado de Dios y
todos hemos de empeñarnos en responderle aquí y ahora. Toda vida tiene sentido
y urgencia.
3. Trabajar para descubrir el valor de la
complementariedad vocacional. Trabajamos juntos laicos, consagrados y sacerdotes,
todos movidos por el Espíritu Santo y cada uno manifestando su riqueza irrenunciable.
4. Colaborar para que tomemos conciencia de que todos
tenemos una responsabilidad en la pastoral vocacional. Todos debemos de trabajar
por todas las vocaciones.
Objetivos particulares:
1. Presentar con claridad las actitudes vocacionales de
Jesús.
Que los candidatos descubran como Jesús tenía una intensa relación con el
Padre, como buscaba la oración, como tenía un amor especial por su tierra, como
se entregaba al servicio de los demás, especialmente de los más pobres y
enfermos.
2. Abrir espacios de oración vocacional donde los jóvenes
encuentren la posibilidad de compartir en la fe la visión de su propio futuro, sus inquietudes e ilusiones. Es
proporcionar lo que no encuentran en su propio ambiente familiar o social: una
oportunidad de silencio, de oración y reflexión, de contacto con los textos
bíblicos vocacionales; un ámbito comunitario de amistad en la fe, donde se
comparte el anhelo de escuchar la llamada y de responder con alegría. Un lugar
y un tiempo para expresar lo que llevan en el corazón y estimularse mutuamente
en el camino de la fe.
3. Ayudar a descubrir la realidad concreta de la
Iglesia en los servicios que presta. Que se pueda pasar de la percepción del
templo y del culto, al descubrimiento de los salones de catequesis, de las
visitas a los enfermos, de las obras de caridad. El hecho de actuar y colaborar
en la Iglesia es ya un planteamiento vocacional de primer orden.
4. Clarificar el sentido de la auténtica realización
humana
que implica la aceptación de los valores evangélicos de servicio, entrega y
amor a los hombres. Frente a la imagen tan común de las personas consagradas
como disminuidas, acomplejadas, empobrecidas en su dignidad, es preciso hacer
ver las grandes exigencias de libertad y de madurez que exige el camino
vocacional.
5. Hacer descubrir a los jóvenes sus capacidades
personales y de un modo muy especial aquellas que facilitan la construcción de la
Iglesia, como son la colaboración, el servicio, la gratuidad. Descubrirles la
necesidad que tiene la Iglesia de personas que pongan sus talentos a funcionar
en orden al Reino de Dios. La vocación es un don de Dios que conlleva el
desarrollo y la integración de todos los dones que él mismo nos ha dado.
6. Ponerlos en contacto con las necesidades más
urgentes del entorno humano y eclesial. Las necesidades de los demás están a la
base de los diversos planteamientos vocacionales a lo largo de la historia. Se
trata de ayudar a los jóvenes a salir de si mismos y e la vida cómoda que en
muchas ocasiones se les ha fabricado para abrir las fronteras de su percepción
y de su corazón.
7. Facilitar la lectura creyente de los acontecimientos. Llevar a los
grupos de oración la noticia de los acontecimientos y la manera como nos
interpela desde la fe.
8. Ofrecer el testimonio vocacional de los santos como
modelos concretos que la Iglesia propone a nuestra fe en un camino vocacional
específico. Hoy contamos con muchos recursos para esto. El testimonio de los
santos clarifica las posibilidades vocacionales concretándolas en personas
particulares.
9. Presentar a los candidatos un abanico vocacional
suficiente que corresponda a cada etapa
de su proceso. En la medida que se presenten todas las vocaciones
equilibradamente, se abrirá la posibilidad de una mayor libertad para la
opción.
10. Facilitar a los candidatos el contacto con
comunidades vivas que represente realizaciones vocacionales en la vida de la Iglesia.
11. Llevar a su plenitud vocacional el proceso grupal de
crecimiento en la pastoral juvenil y educativa. Ofrecer a la pastoral
juvenil la catequesis vocacional necesaria.
12. Llamar directa y claramente. El promotor debe llamar,
debe provocar una reacción, que invite personalmente a los jóvenes a responder
al urgente llamado de Dios.
PARA TRABAJAR EN LAS
MESAS (leen un texto, contestan las preguntas de manera personal, y luego las
comentan en la mesa, después leen el siguiente texto):
El Documento “Nuevas vocaciones para una nueva Europa”, nos dice en el número
13, inciso c. que hay que dar un “salto de calidad” en la Pastoral vocacional.
Debemos “madurar” en la manera que damos nuestro servicio. Lee el texto
subrayando lo que más te llame la atención.
- Si la pastoral de las vocaciones nació como
emergencia debida a una situación de crisis e indigencia vocacional, hoy ya no
se puede pensar con la misma incertidumbre y motivada por una coyuntura
negativa; al contrario, aparece como expresión estable y coherente de la
maternidad de la Iglesia ,
abierta al designio inescrutable de Dios, que siempre engendra vida en ella;
- Si en un tiempo la promoción vocacional se
orientaba exclusiva y principalmente a algunas vocaciones, ahora se debería
dirigir cada vez más a la promoción de todas la vocaciones, porque en la Iglesia de Dios o se crece
juntos o no crece ninguno;
- Si en sus comienzos la pastoral vocacional
trataba de circunscribir su campo de acción a algunas categorías de personas
(«los nuestros», los más próximos a los ambientes de Iglesia, o a aquellos que
parecían manifestar inmediatamente un cierto interés, los más buenos y
estimados, los que habían hecho ya una opción de fe, etc.), ahora se siente
cada vez más la necesidad de extender con valor a todos, al menos en teoría, el
anuncio y la propuesta vocacionales, en nombre de aquel Dios que no hace
acepción de personas, que elige a pecadores en un pueblo de pecadores, que hace
de Amós, que no era hijo de profeta sino tan solo recogedor de sicómoros, un
profeta, que llama a Leví, y entra en la casa de Zaqueo, que es capaz de hacer
nacer incluso de las piedras hijos de Abraham (cf. Mt 3,9)…
- Si una cierta animación vocacional es, o
era, perennemente insegura y tímida, casi hasta aparecer en condiciones de
inferioridad respecto a una cultura antivocacional, hoy hace auténtica
promoción vocacional sólo quien está animado por la convicción de que toda
persona, sin excluir a ninguna, es un don original de Dios que espera ser
descubierto;
- Si el fin, un tiempo, parecía ser el
reclutamiento, o el método de propaganda, a menudo con resultados obtenidos
forzando la libertad del individuo o con episodios de «competencia», ahora debe
ser cada vez más claro que el fin es la ayuda a la persona para que sepa
discernir el designio de Dios sobre su vida para la edificación de la Iglesia , y reconozca y
realice en sí misma su propia verdad (23);…
Para
comentar en el grupo:
-
¿Qué “novedad” es la que más te llama la atención?
-
Después de leer el texto, tú dirías que la pastoral vocacional debería ser:
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
El
II Congreso Mundial de Vocaciones, titulado El
desarrollo de la Pastoral Vocacional en las Iglesias Particulares de 1982
dice:
40. Hay que subrayar la importancia de
la comunidad parroquial como ambiente providencial para la eclosión y
desarrollo de las vocaciones consagradas.
Para llevar a cabo este ministerio, la comunidad parroquial dispone de
grandes medios pastorales: la celebración de la Eucaristía y demás Sacramentos,
la oración, el anuncio de la Palabra de Dios, el servicio de la caridad. Es
evidente, pues, la fuerza de animación vocacional que tienen las comunidades
parroquiales empeñadas en las actividades apostólicas, abiertas a las
necesidades de las misiones, dedicadas particularmente al servicio de los
pobres, de los abandonados, de los marginados. … 43. En este marco, la pastoral
vocacional consiste esencialmente en la iniciación para participar de modo
concreto y activo en la vida y en la misión de la Iglesia particular. La
búsqueda vocacional se realiza especialmente en la comunidad parroquial, en la
cual los jóvenes tienen su participación y responsabilidad … Trabajando en la
comunidad, los jóvenes descubren la realidad en la que viven y los ministerios
y servicios de los que la comunidad tiene necesidad. Y los compromisos de hoy,
si tal es el designio del Señor, pueden preparar una consagración definitiva
para toda la vida.
Iluminados
por este texto, ¿qué significará “vocacionalizar una comunidad parroquial”?
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El
Plan de Pastoral Orgánica 06-10 de la Arquidiócesis dice en su número 32:
Falta una mayor conciencia vocacional
que nos permita valorar el llamado de Dios a la vida cristiana, y a responder
con sentido eclesial y generosidad, según los carismas y en el estado de vida
al que Él nos llama para el servicio de la comunidad.
Si
queremos crecer en la “conciencia vocacional”, necesitamos favorecer una
“cultura vocacional”. ¿Cómo consideras que podríamos hacer esto?
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El
Documento de Aparecida nos dice:
314. En lo que se refiere a la formación de los
discípulos y misioneros de Cristo, ocupa un puesto particular la pastoral
vocacional, que acompaña cuidadosamente a todos los que el Señor llama a
servirle a la Iglesia en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado
laical. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de
Dios, comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe
dirigirse a los niños y especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir
el sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga para cada uno,
acompañándolos en su proceso de discernimiento. Plenamente integrada en el
ámbito de la pastoral ordinaria, la pastoral vocacional es fruto de una sólida
pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia, en las escuelas
católicas y en las demás instituciones eclesiales. Es necesario intensificar de
diversas maneras la oración por las vocaciones, con la cual también se
contribuye a crear una mayor sensibilidad y receptividad ante el llamado del
Señor; así como promover y coordinar diversas iniciativas vocacionales (181).
Las vocaciones son don de Dios, por lo tanto, en cada diócesis, no deben faltar
especiales oraciones al “Dueño de la mies”.
Después de leer el texto, tú dirías que la
pastoral vocacional debería ser… (3 afirmaciones):
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
282. Cada sector del pueblo de Dios pide ser
acompañado y formado de acuerdo con la peculiar vocación y ministerio al que ha
sido llamado: el obispo que es el principio de unidad en la diócesis mediante
el triple ministerio de enseñar, santificar y gobernar; los presbíteros,
cooperando con el ministerio del obispo, en el cuidado del pueblo de Dios que
les es confiado; los diáconos permanentes en el servicio vivificante, humilde y
perseverante como ayuda valiosa para obispos y presbíteros; los consagrados y
consagradas en el seguimiento radical del Maestro; los laicos y laicas que
cumplen su responsabilidad evangelizadora colaborando en la formación de
comunidades cristianas y en la construcción del Reino de Dios en el mundo. Se
requiere, por tanto, capacitar a quienes puedan acompañar espiritual y
pastoralmente a otros.
El acompañamiento es
indispensable para responder a nuestra vocación. ¿Cuáles son las principales
limitaciones que vivimos en nuestros acompañamientos y cómo podríamos
mejorarlos?
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martes, 22 de noviembre de 2011
BALANCE DE LA PASTORAL VOCACIONAL EN USA
Cuando viajo por las comunidades y parroquias, los verbitas suelen preguntarme: "¿Cómo van las cosas en Epworth, que es nuestro centro de Formación y Discernimiento vocacional para los Estados Unidos?" "¿Cuántos estudiantes hay" "¿Cuántos chicos nuevos han ingresado este ano?" o ¿Cuántos van al Noviciado? " La respuesta suele ser corta: Las cosas van bien! Al comienzo del semestre de otoño, había 107 inscritos, 45 candidatos SVD, y tres candidatos en el Programa de Asociados que viven en el Teologado de Chicago. Esperamos que seis de los candidatos del pre-noviciado, sean aceptados para el Noviciado el año próximo. Pero, más que cantar victoria, debemos continuar orando por todos estos jóvenes.
En realidad, el número de candidatos en la formación
inicial se ha incrementado en estos últimos anos. En agosto de 2008 sólo había
29 candidatos en Epworth. En agosto de 2010, había 45 candidatos y el Teologado
tenía tres estudiantes para un total de 48 candidatos al pre-noviciado. En la
actualidad, hay dos en el noviciado y 27 estudiantes en votos temporales en el
Teologazo, lo que constituye un total de 74 jóvenes en formación.
Los estudiantes asociados son los jóvenes que ya tienen
al menos un diploma de BA / BS. La mayoría de ellos han completado su
filosofía y están entrando en el Teologado. Por ejemplo, tres jóvenes se
graduarán este año en el DWC (Epworth) y tres el próximo año, la clase de
segundo año tiene nueve estudiantes y ya prevemos una clase de graduados más
grande para el 2013. Sé que los lectores se preguntaran, si hay 45 candidatos
en Epworth, pero el total es de 107 estudiantes, que pasa con el resto? Buena
pregunta. A raíz de la Resolución 2009 del Capítulo Provincial de la USC, el
colegio DWC ha ampliado su misión. Además de los candidatos SVD, el Colegio
ahora educa a otros misioneros, como unas 30 religiosas de más de diez
congregaciones diferentes, incluyendo a las Hermanas Misioneras Espíritu Santo,
Cistercienses, Glenmary y dominicanos. Hay dos seminaristas diocesanos
patrocinado por los Misioneros de Maryknoll. Los dos primeros estudiantes
laicos de una parroquia SVD de Jamaica comenzaron sus programas de Licenciatura
en agosto de 2010.
Ahora que conocemos los números, ¿Cómo se explica el
reciente aumento de candidatos? Hay muchos factores, pero creo que hay varios
elementos clave en el reclutamiento y estrategias de acompañamiento que ayudan
a explicar este reciente crecimiento. El especialista en Relaciones Humanas,
Rob Kundert, él escribió: "Casi todo el mundo que viene a visitar a estos
jóvenes que se preparan, con la ayuda de Dios, para ser religiosos misioneros,
notan una especie de alegría que se vive en el Colegio en estos días. Hay una
vibración sutil que comenzó cuando abrimos las puertas para aceptar un espectro
más amplio de estudiantes. Hay una nueva atmósfera en el colegio, una nueva
vida, nuevas energías y nuevas emoción! Sí, de hecho uno puede sentir”.
El hecho de recibir a otros estudiantes para una experiencia intercultural de
formación en el DWC ha tenido maravillosos beneficios para los jóvenes que
están discerniendo su vocación. Esto se nota también en los resultados
académicos de los estudiantes. Creo que otro factor que contribuye a nuestro
crecimiento es el cambio de formato. En el pasado, organizábamos los
estudiantes en grupos grandes cada semestre, de un promedio de 40 o 50 jóvenes.
Pero, nos dimos cuenta que no era fácil "acompañar" a un grupo tan
grande. Hoy en día, los grupos son más reducidos y esto nos permite asesorar y acompañar
a estos jóvenes de una manera más personalizada. Todo esto se suma a una buena
experiencia para el candidato y aumenta la probabilidad de que continué su
formación e ingrese al Noviciado, si Dios lo está llamando para la vida
misionera.
Creo que estos son algunos de los factores que han
contribuido al aumento de candidatos en la formación. Nuestros esfuerzos para
llegar a la juventud de hoy a través de las nuevas herramientas de la
comunicación, tales como las páginas Web con la información pertinente, los
vídeos de Youtube y nuestra página de Facebook han ayudado también mucho. Somos
más sofisticados en nuestros esfuerzos de marketing directo que combina el
correo tradicional y el correo electrónico. La colaboración con las parroquias
y Casas SVD, la publicidad impresa y en Internet, los contactos con otras
congregaciones religiosas y diócesis, han ayudado en los esfuerzos de
reclutamiento vocacional. Personas de contacto en las parroquias y escuelas,
todas ellas comprometidos con la tarea de conectarse con los jóvenes han
tenido un impacto significativo en los logros alcanzados en el aumento de las
vocaciones.
Evidentemente, el aporte más valioso ha sido la oración
de nuestros hermanos y nuestros colaboradores laicos, incluyendo a las hermanas
Rosadas, a nuestros bienhechores y amigos. Los rezos diarios, las horas santas,
y las intenciones de Misa por las vocaciones han sido muy importantes en
nuestro ministerio. Estas son sólo algunas de las razones para el aumento de
los candidatos SVD de los últimos anos.
Damos gracias a Dios, por todo esto. Sin embargo, no
podemos sentirnos satisfechos. Tenemos que seguir avanzando, estableciendo
nuevas metas y trabajando duro para alcanzar los objetivos propuestos. Una
convocatoria vocacional se llevó a cabo en Techny en septiembre de 2010. El
grupo evaluó los datos estadísticos y varias encuestas, discutiendo las
implicaciones que los datos podrían tener para nuestros esfuerzos de promoción
vocacional. Varias ideas claves iluminaron y guiaron la reflexión, incluyendo
el desarrollo de una "cultura de las vocaciones", proponiendo
"mejores prácticas" con respecto a los esfuerzos de promoción
vocacional, la identificación de los destinatarios, las cuestiones de personal,
el uso de los medios de comunicación y otras varias sugerencias específicas.
Como pueden ver, cosas interesantes están sucediendo en
la pastoral vocacional. De los números duros a los detalles cálidos, pasando
por estrategias eficaces para el futuro, estamos avanzando en la esperanza.
Como San Arnoldo dijo una vez: "Si tiene éxito el seminario, que sea
debido a la acción de la gracia de Dios." Hasta ahora, hemos sido
bendecidos con esa gracia de Dios y oramos para que el Espíritu Santo siga
guiando nuestros esfuerzos para ayudar a los jóvenes a concretizar su vocación
y llamado a la vida consagrada.
Sr. Len UHAL
Director Nacional de Pastoral Vocacional de la Sociedad del Verbo Divino en
la USC
Fuente : www.panamzone.net
domingo, 20 de noviembre de 2011
ETAPAS EN EL PROCESO VOCACIONAL
1. BÚSQUEDA
El proceso vocacional conoce de ordinario una etapa
de búsqueda.
El corazón de la persona, a partir de la adolescencia, está inquieto, se llena de interrogantes a los que desea encontrar respuesta adecuada. Esto es señal de vitalidad, de crecimiento, de querer caminar hacia la madurez. Es empezar a descubrirse y descubrir para qué se existe, por qué se ama y se sufre. Este momento es un momento privilegiado para abrirse a Dios y al hombre.
El corazón de la persona, a partir de la adolescencia, está inquieto, se llena de interrogantes a los que desea encontrar respuesta adecuada. Esto es señal de vitalidad, de crecimiento, de querer caminar hacia la madurez. Es empezar a descubrirse y descubrir para qué se existe, por qué se ama y se sufre. Este momento es un momento privilegiado para abrirse a Dios y al hombre.
Los «por qué» son de dos tipos: «a medida humana»
(ciencia, experiencia) y los que rebasan esa medida: por qué existo, el sentido
de la vida, del dolor, de la muerte (quién soy yo, qué voy a hacer de mi vida,
qué quiere Dios de mí...), son esas cuestiones que tocan de alguna manera lo
esencial de la vida y nos abocan al misterio («dilatación de la experiencia de
realidad»).
Ante estos interrogantes se pueden adoptar distintas
posiciones:
·
la huida: pasar de largo; el absurdo; la dimisión depresiva.
·
apostar por un valor humano instrumental, no final (estético, científico...
ideología, prestigio, poder...). Se absolutiza el valor y así se cierra el
horizonte de otros.
·
cerrarse en un yo consumista, narcisista.
·
apertura a lo que tienen de «llamada» y de «personalización»: apertura a Dios o bien desde
«yo doy sentido» bajo su mirada o bien "dejo que El me lo dé". Aquí
se sitúa el interrogante vocacional.
El acompañamiento en esta etapa consistirá
fundamentalmente en:
- despertar a
los porqué, inquietar, poner en actitud de búsqueda.
- iluminar los porqué,
«transfinalizar» los interrogantes, para hacerlos «vocacionables».
- pro-vocar directamente,
proponer horizontes de sentido, llamar directamente: «No tengáis miedo en
llamar. Introducíos en medio de los jóvenes. Id personalmente al encuentro
de ellos y llamad. Los corazones de muchos jóvenes y menos jóvenes están
dispuestos a escucharos» (Juan Pablo II, XVI Jornada de oración por las
vocaciones; cfr. PDV 39).
2. CRISIS
La vida del hombre es un continuo descubrimiento de
sí mismo, de los otros, de la misma vida y de Dios, pero ese conocimiento
progresivo no se va realizando exactamente según nuestros proyectos, sino a
través de dificultades, pruebas y crisis. Se diría que estas tienen la función
de mantenernos despiertos y activos. Por eso mismo, se convierten en períodos
vitales realmente cruciales de los que depende en buena parte el éxito
personal.
La crisis son normales, inevitables e inseparables
de toda forma de vida, también en el proceso vocacional. En la
adolescencia-juventud se deben a las conmociones espontáneas de la personalidad
o al curso normal del desarrollo. La falta de fluctuación puede indicar
rigidez, obstinación, obsesividad, tendencia al fanatismo...
Significado de la crisis
Una crisis es un estado temporal de trastorno
emocional y desorganización, caracterizado principalmente por la frustración de
las expectativas de la persona sobre su vida o por la incapacidad del individuo
para abordar situaciones particulares utilizando los métodos acostumbrados
hasta ese momento.
Dicho de otro modo, las crisis son situaciones problemáticas transitorias en las que se resuelven favorable o desfavorablemente (¿de qué depende?) las oportunidades de la persona en relación con su futuro. Contienen generalmente un momento más decisivo en el que el sujeto se inclina hacia una vertiente o hacia otra.
Dicho de otro modo, las crisis son situaciones problemáticas transitorias en las que se resuelven favorable o desfavorablemente (¿de qué depende?) las oportunidades de la persona en relación con su futuro. Contienen generalmente un momento más decisivo en el que el sujeto se inclina hacia una vertiente o hacia otra.
Es importante destacar su significado altamente
positivo, aunque en ciertas ocasiones puedan causar graves trastornos o incluso
el abandono del propio estilo de vida. Pero generalmente ayudan a tomar
conciencia del estancamiento, de los propios límites, de la incapacidad para
vivir el camino espiritual sin abrirse a la gratuidad de Dios y a la fuerza de
su espíritu.
Son una oportunidad de crecimiento.
Tipos de crisis
Las crisis pueden ser circunstanciales (debidas a un suceso externo)
o de desarrollo (paso de una fase de
crecimiento a otra). Pueden tener un carácter sectorial o existencial, según se refiera a un nivel
concreto del organismo o de la vida (de relación) o entre en juego todo el ser
y toda la existencia del sujeto (de sentido).
Una de las tentaciones más frecuentes, ante situaciones angustiosas, suele ser recurrir a los mecanismos inconscientes de defensa. El individuo se tranquiliza momentáneamente echando la culpa a los demás, descargando la responsabilidad sobre ellos; puede otras veces refugiarse en el activismo exagerado o mediante compensaciones negativas (alcohol, sexo, droga...).
La solución posible proviene de mirar de frente la situación y de aceptar la responsabilidad personal en ella. La mediación del acompañante consiste precisamente en incitarle a preguntarse qué es lo que está sucediendo.
La función del acompañante va dirigida hacia la superación positiva de los períodos de prueba, y se la puede sintetizar en las tres palabras siguientes: PREVENIR - ILUMINAR - MOTIVAR.
En concreto el acompañante ha de acompañar en la prueba, creer en las posibilidades de la persona y en su capacidad de respuesta, ayudarle a hacer una lectura de su vida desde la fe (conversión y confianza en Dios), ayudarle a rectificar y crecer fijándose nuevas metas y compromisos, infundirle esperanza.
Una de las tentaciones más frecuentes, ante situaciones angustiosas, suele ser recurrir a los mecanismos inconscientes de defensa. El individuo se tranquiliza momentáneamente echando la culpa a los demás, descargando la responsabilidad sobre ellos; puede otras veces refugiarse en el activismo exagerado o mediante compensaciones negativas (alcohol, sexo, droga...).
La solución posible proviene de mirar de frente la situación y de aceptar la responsabilidad personal en ella. La mediación del acompañante consiste precisamente en incitarle a preguntarse qué es lo que está sucediendo.
La función del acompañante va dirigida hacia la superación positiva de los períodos de prueba, y se la puede sintetizar en las tres palabras siguientes: PREVENIR - ILUMINAR - MOTIVAR.
En concreto el acompañante ha de acompañar en la prueba, creer en las posibilidades de la persona y en su capacidad de respuesta, ayudarle a hacer una lectura de su vida desde la fe (conversión y confianza en Dios), ayudarle a rectificar y crecer fijándose nuevas metas y compromisos, infundirle esperanza.
3. DECISIÓN
Cuando existe una buena información de
posibilidades y de valores y de horizontes de necesidades vistas como
reclamo-llamada de Dios surge el compromiso, y éste suele llevar a la decisión
definitiva (cfr. Doc. II Congreso, n. 43).
Este momento es uno de los más problemáticos hoy
por el «miedo a compromisos definitivos« (cfr. La Pastoral de las vocaciones en
las Iglesias Particulares, 1992, n. 75-76)
En el proceso de búsqueda es de gran importancia que cada joven adopte su propia postura, más allá de la docilidad infantil y más allá también del rutinarismo y de la inercia. Encontrar a través de otros, sin tomarse la molestia de buscar, conduce a una peligrosa situación de superficialidad y provisionalidad. La decisión hay que considerarla siempre como personal, y no se debe suponer por la simple pertenencia a un grupo. Se trata de ser protagonista de la propia decisión (ser responsable).
En el proceso de búsqueda es de gran importancia que cada joven adopte su propia postura, más allá de la docilidad infantil y más allá también del rutinarismo y de la inercia. Encontrar a través de otros, sin tomarse la molestia de buscar, conduce a una peligrosa situación de superficialidad y provisionalidad. La decisión hay que considerarla siempre como personal, y no se debe suponer por la simple pertenencia a un grupo. Se trata de ser protagonista de la propia decisión (ser responsable).
En el momento de la decisión pueden aparecer en el proceso vocacional miedos de diverso tipo:
- Un primer capítulo
son los miedos «sustanciales»: el mysterium fascinans tremendum (cfr. La
zarza de Moisés; el «templum fervens» de Isaías; el «apártate de mí» de
Pedro...).
Hay que hablar del «miedo de Dios» (falsas imágenes de Dios ligadas a la historia personal-familiar o fruto de la catequesis), el «miedo a Dios« (otro te ceñirá...; cfr. la parábola de los talentos: tuve miedo de ti porque eres exigente... Mt 25, 14ss; el «miedo a amar y ser amado» (carencias de amor, experiencias de rechazo, expectativas de un amor «egoísta»). - Un segundo capítulo
de miedos más «superficiales» pero más visibles, se suelen formular en
estos términos:
— no ser feliz
— perder la libertad
— equivocarse
— soledad-afectividad
— fallar-infidelidad
— no ser «digno» de tanta grandeza o no ser capaz de tanta exigencia
— perder la libertad
— equivocarse
— soledad-afectividad
— fallar-infidelidad
— no ser «digno» de tanta grandeza o no ser capaz de tanta exigencia
El
acompañamiento tenderá a descubrir, reconocer y desenmascarar los posibles
miedos y a «fortalecer en el espíritu». No olvidar que el adolescente-joven, no
es abstracto, sino intuitivo y vital. No es exacto que la mejor estrategia para
comprometer al adolescente sea la heroicidad y grandeza de las proposiciones.
Es preferible apreciar al máximo la acomodación a sus recursos y a sus
peculiaridades (discrepancia óptima). Se trata de ofrecer programas más
realistas que imaginativos o idealistas, más inmediatos que utópicos.
domingo, 13 de noviembre de 2011
ATEQUESIS VOCACIONAL PARA JÓVENES
Te amo… ¿me amas?
EL GOZO DE SENTIRSE AMADO
La experiencia más maravillosa
del mundo es la de sentirse amado, querido, reconocido, sobre todo cuando menos
lo merecemos; y la más desoladora y triste es la de ser rechazado, marginado y
encontrarse solo y aislado.
Es verdad que, a veces, sucede que amamos “interesadamente”, únicamente
porque recibimos un beneficio de la otra persona, y en cuanto no le
necesitamos, le dejamos a un lado.
Comentamos en el grupo experiencias de este tipo:
• cuándo nos hemos sentido amados, queridos o reconocidos;
• cuándo hemos sido rechazados, aislados o ignorados;
• cuándo nos hemos visto utilizados o manipulados;
Algunos testimonios nos pueden ayudar a pensar: “..... ¿Cómo no explicar
el fastidio que siento esta noche?... Mamá está todavía abajo, y sé que seguirá
leyendo hasta pasada la media noche. Cuando suba por fin, si ve que todavía
tengo la luz encendida, llamará a la puerta de mi habitación. Entrará. Vendrá
hacia mí, vacilante y como tímida. Sólo preguntará: ¿Todavía estudias?... Como
siempre, le contestaré cualquier cosa, excepto lo que podría darle a entender
que necesito, que debería escucharme hasta el amanecer... Y me sentiré más solo
que si no tuviera madre... ¿Por qué todo esto? Por la amargura de tener una
madre que no se atreve a preguntarme:
¿Qué te pasa? ¿Qué tienes? Dime lo que quieres, cuéntame algo...” (Diario de Daniel)
“...El mes de septiembre sucedió el cambio de mi vida. Yo me aburría, y
decidí leer un tebeo sobre la vida de San Agustín. Él había nacido en una
familia cuya madre era cristiana, pero no se bautizó, y empezó a vivir una vida
de diversión, triunfo y chicas. Pero se sentía vacío, y empezó a buscar la
verdad. Y tras mucho sufrir y mucho buscar, se encontró con Dios, y su vida
cambió, y pasó de ser un vividor, a ser sacerdote, obispo y santo. Cuando yo
leí esto, me sentí identificado con él, y me pregunté: ¿quién es ese Dios que
cambia así la vida de la gente?. Y en ese momento,
sentí la presencia de Dios y me di cuenta de que Él me había creado y de
que me había amado hasta encarnarse y dar su vida por mí, y sólo me pedía que
yo le amase a Él...” (Jesús Silva)
“Cada mañana siento que estoy viva, aunque mi cuerpo está paralizado y con
mi boca no puedo decir “buenos días”. A pesar de todas las limitaciones, mi
corazón sigue latiendo y sintiendo, y de mi cabeza sale todas las mañanas una
mariposa que se eleva hasta el cielo y que, de mi parte, envía un beso a “Papá
Dios” y le da en mi nombre las gracias por concederme
un día más de vida. Este es un milagro que se repite cada día. Estrenar un día
equivale para mí, a pesar de no salir de la habitación, a disfrutar de los
rayos de sol que entran por el balcón”. (Olga Bejano, joven
paralítica)
AMADO PERO ¿POR QUIÉN? HAY ALGUIEN…
Hay ALGUIEN que nos ama desde toda la eternidad,
desinteresadamente, que nos conoce por nuestro nombre, que ha creado el mundo
para nosotros: Dios.
El Dios cristiano, no es un ser lejano, frío, distante,
como un relojero que ha puesto en funcionamiento el mundo y se ha desentendido.
El Dios de los cristianos tiene un nombre y ese nombre es AMOR. Así lo
manifestó a lo largo de la historia del Pueblo de Israel. Y ellos sintieron
cerca la existencia de Dios, de un Dios cercano a sus necesidades y
aspiraciones. ¿Cómo percibimos nosotros a Dios? ¿le sentimos cerca?
Para iluminar todo esto nos pueden ayudar estos textos de
la Sagrada Escritura:
• Os 11,1‐15: “Cuando
Israel era joven, lo amé; yo enseñé a andar a Efraín, le alzaba en brazos; él
no comprendía que yo le curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor le
atraía; era para ellos como el que levanta a un niño contra su mejilla, me
inclinaba y le daba de comer”.
• Sal. 102,11‐12: “Como
un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles”.
• Sal. 22, 1‐4: “El
Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me hace recostar”
• Is. 49,15: “¿Acaso puede una madre olvidarse de su
criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se
olvide, Yo no me olvidaré”
ESE ALGUIEN ES JESÚS, ROSTRO AMOROSO DE DIOS PADRE
Hablábamos, el otro día, del Amor de Dios. Un Amor que ha llegado a su
mayor expresión en el envío de su Hijo Jesucristo al mundo, para entregar su
vida por nosotros. Jesucristo es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas.
Veámoslo leyendo el texto de Jn 10,14‐17.
Jesús, con su vida y su palabra, con sus gestos, con su mirada y, de modo
especial, con su muerte en cruz y su Pascua nos muestra el amor de Dios Padre
para con nosotros. Un manantial de Amor inagotable, que no mira si merecemos
ser amados o no… ¡sólo nos ama! ¿Qué palabras o hechos de Jesús manifiestan su
amor? Escríbelos.
SIGUE LA “CORRIENTE”...
Esta “corriente” de amor de Dios, manifestada en Jesucristo su Hijo, se
prolonga en los cristianos y de modo especial entre aquellos que han sido
invitados por Él a entregar su vida en totalidad al servicio del Reino: los
SACERDORTES.
¿Qué sacerdotes conocéis?
¿Cómo manifiesta el sacerdote el amor de Dios? Vamos a descubrirlo entre
todos.
¿SACERDOTES?
Los sacerdotes no caen del cielo, nacen en una familia. Un día, siendo
jóvenes, o no tanto, escucharon la invitación de Jesús a seguirle y no se
echaron atrás. Los jóvenes que quieren ser sacerdotes se preparan en el
Seminario, hasta que un día sean llamados por el Obispo para ser sus
colaboradores.
¿Conoces el Seminario?
¿Sabes cuánto seminaristas se forman en él? ¿Qué hacen? ¿Cómo viven?
¿Crees que son felices? ¿Por qué? Mejor dicho ¿por Quién?
EL SEMINARIO
El Seminario es el semillero de vocaciones. Es el lugar donde, en un
ambiente de familia, de convivencia, de estudio, de oración, de vida cristiana,
de diversión, etc. algunos chavales, como tú, se preguntan algo fundamental
para la vida: ¿QUÉ QUIERE DIOS DE MI? ¿acaso que sea sacerdote?
El Seminario es, por eso,
‐ el tiempo propicio para hacer una experiencia de Jesús, como los tres años
que pasó Jesús con sus discípulos, para poder decir como ellos: "HEMOS
ENCONTRADO AL SEÑOR"
‐ Tiempo para hacerse la pregunta: ¿Qué quiere el Señor de mí?
‐ Tiempo para aprender que el más importante es el que más sirve;
‐ Tiempo para descubrir las necesidades de la Iglesia;
‐ Tiempo para experimentar la cercanía de Dios, que es Amor;
Y YO ¿QUÉ PUEDO HACER?
‐ Escuchar al Señor, dedicando cada día un tiempo a la oración.
‐ Orar por el Seminario y por las vocaciones.
‐ Plantearme, con seriedad, la pregunta: ¿qué quiere el Señor de mí? y
responder generosamente, sin miedo, sabiendo que esa respuesta afirmativa será
la puerta para mi felicidad.
‐ Potenciar la actitud de servicio a los demás a mi alrededor.
Seminario
Diocesano “Santo Domingo de Guzmán”.
C/Rodrigo
Yusto, 33. 42300 El Burgo de Osma
web: www.seminariodeosma‐soria.org .
e‐mail: pastoralvocacional@osma‐soria.org
CATEQUESIS VOCACIONAL
• Destinatarios:
jóvenes de 17-18 años (2º Bachillerato), de clase media
• Objetivo:
Ayudar al joven a responder al desafío de ser cristiano.
1. MOTIVACIÓN:
Comentar una noticia de actualidad (ofrecida en un
periódico y copiada para todos, o grabada en vídeo de la TV) que haya
impactado: vgr. Asesinato de los niños en ARKANSAS (se puede elegir también una
noticia positiva) y trabajar sobre las siguientes preguntas:
• ¿qué les parece?
• ¿cómo vivimos nosotros la violencia? (o el tema
de que se trate)
• ¿dónde está el principio de la violencia?
• ¿qué tipo de sociedad construimos?
• ¿cuál es tu papel en esta sociedad?
2. ILUMINACIÓN:
Se lee el texto de Lc 1, 26-38 con la clave “María
protagonista de sus sociedad y de su tiempo” y se comenta la pregunta: ¿qué os
dice el texto? Se les entrega el texto con las siguientes preguntas para la
reflexión:
* ¿a qué situación o necesidad responde?
* Actitudes cristianas que descubrimos en María
* Actitudes de María ante el problema
* ¿Qué actitudes de María tenemos y cuáles nos
faltan?
3. IMPLICACIÓN:
Para el diálogo:
• Nosotros como creyentes ¿qué necesidades
descubrimos en nuestra sociedad que reclaman nuestra ayuda?
• ¿Qué os ha dicho el tema?
Decidir un compromiso con ellos. Podemos sugerir:
la oración, una campaña de solidaridad, o un compromiso de esfuerzo con el
grupo (vgr. la puntualidad).
www.marianistas.org
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