viernes, 14 de octubre de 2011

EL ACOMPAÑANTE ESPIRITUAL


El acompañante tiene que tener en cuenta…
·       El acompañamiento espiritual implica que la persona está dispuesta a emprender una aventura espiritual. Es un acompañamiento de la persona en un proceso más o menos estable.
·       El que guía a otra persona no sólo acompaña o solo escucha, sino que guía. (en el sentido de los peregrinos de Emaus). Es dejar hablar, pero al mismo tiempo que es aceptación, es exigencia (joven rico). Es recepción, pero también interpelación.
·       Hay que tener en cuenta las propias limitaciones. Hay cosas con las cuales no podrá enfrentarse acompañando a otra persona. Ser consciente, entonces, de las limitaciones personales y que es necesario derivar a otra persona cuando las cosas lo sobrepasan. No creerse capaz de todo.
·       El acompañamiento es algo sacro. El acompañante ha recibido un poder curativo de Dios para otros, para ayudar a los demás.
·       Antes de la conversa, tratar de prepararse para estar con la otra persona, pe. descansar, rezar por la persona. Hacer un esfuerzo para estar lo mejor posible.
·       No ser curioso ni inquisitivo, principalmente en lo afectivo. Jamas preguntar cosas intimas. La persona dirá lo que quiera decir. No "amenazar" con las preguntas, sino hacerlas bien abiertas en temas íntimos.
·       Es posible que se produzca atracción o rechazo con la persona. Ver, luego de la conversa, por qué. Hay que cuidar con autoengañarse. Si hay atracción, ver cómo no desvirtuar la conversa. Si me atrae, no atarla para que no me deje. Especialmente a estas personas hay que hacerlas sentir libre de uno.
·       Si hay rechazo, examinarse y ver por qué. A veces, lo que me carga es lo mismo que tengo yo. Me veo como en un espejo.
·       Lo más importante, en todo caso, es atreverse a decir: “esta persona me encanta o me carga”, para luego ver qué hacer con el acompañamiento (mantenerlo, seguirlo de otra manera, cortarlo)
·       No confundir la amistad con el acompañamiento. No por ser mi acompañado, es mi amigo. Es importante hacer sentir la diferencia; hacerle ver que el acompañamiento es para crecer, no para hacer amistad.
·       Por esto mismo, no engañarlos con demasiada cordialidad, pseudo-amistad. Esto hace que la persona dependa afectivamente de uno; dejar en claro que es acompañamiento espiritual. Sin embargo, eso no quita ser cordial.
·       Es bueno indagar la autoimagen que tiene (si se engrandece o disminuye). De a poco hay que ayudar a reflejarle esto.
·       Hay que dejar largo espacio de la conversa para hablar de los sentimientos del otro. A veces no se permite a la gente hablar de ellos.

·       La pregunta que el acompañante debe hacerse siempre es: ¿qué busco y qué encuentro? Por eso, ver con que gusto quedo después de cada conversa  (examen de la conversa).